Para acabar este necesario repaso a la crew de The Fremens, les ilustraré, si me lo permiten, acerca de la génesis y objetivo de todo miembro de nuestra ínclita condición:

The Fremens nació básicamente como respuesta a una necesidad vital de 3 individuos vinculados al gai saber, el pulp y las artes visuales en general. El vital objetivo de estos tipos era entender qué necesitaba un hombre para sentirse satisfecho y realizado como cordero de Dios, para no llegar sin rumbo ni magnificencia a ese momento de la vida en el que necesitas usar unos pañales para no mancharte de heces los pantalones, en el que una enfermera te mete un tubo por el pene provocándote un escozor en la uretra que es de lo más jodido que hay en este país, y todo para certificar, análisis mediante, que realmente estás bien jodido. Antes de llegar ahí, hay que saberse un fremen.

El primer y último fin de un fremen es honrarse a sí mismo, a su cuerpo y mente. La sabiduría, las buenas maneras, la camaradería y el gusto por una vida de placeres inconmensurables y ambiciones que harían empequeñecer la biografía de cualquier fascistófilo del Partido Popular, son parte del ideario fremen. Pero,ojo, en The Fremens no hay lugar para teorías estúpidas como el darwinismo social, los barrios residenciales, el matrimonio y esa basura de derechas. Un fremen no nace, se hace, y cualquiera puede llegar a comprender y ejercitarse en la filosofía del fremen sin tener por ello que menospreciar otras vías para el conocimiento y la consecución del coito y la felicidad. Tal vez muchos de Vds., hábiles en el deporte del pensamiento deductivo, podrán criticar estos enunciados por contradictorios. Es decir, ¿Cómo unos tipos que se tienen a sí mismos como magníficos pueden afirmar que no son elitistas? Obviamente, para que existan seres magníficos, han de existir seres comunes, es decir, no-magníficos, pero esto es un asunto que, ciertamente, no me importa en absoluto.
Prosiguiendo, como hombres inquietos y pensantes (una mujer deja automáticamente de considerarse un fremen en potencia en el justo momento en el que agarra una Cosmopolitan o un libro de Jorge Bucay) los fremen siempre han huído de la ruindad de la superficialidad, no nos importa lo más mínimo el feng-shui, los discos de rubias macizas, las últimas tendencias en condones de colores o las nuevas Converse AllStar de piel de gorrino. Ni siquiera nuestra propia denominación nos importa. Un fremen puede llamarse fremen como podría llamarse "el tipo con los cojones más grandes al oeste de Moscú". Los nombres sólo son una herramienta a la hora de organizarse, nada más. Dicho esto, ahora pueden salir a la calle con la barbilla bien alta y barbuda a lucir su dignidad de tipo realmente importante.

Nota: A pesar de lo que pueda parecer, la imagen adjunta no fue tomada durante una escena de candor homosexual.