Mystery Train

Para esos compañeros que sufren a diario la archifamosa tradición ferroviaria del retraso, esa dilatación extrema de los horarios, flexibles ellos como en ningún otro país. Para los mártires de los Cercanías de Renfe, como compañero de fatigas, quisiera darles consuelo y un consejo: No paguen Vds. el billete, que es tirar el dinero camaradas. Digan que van a ver a su abuela enferma a Cracovia, que no tienen dinero para pagar el ticket, que se han equivocado de línea, que se han subido en El Papiol, o en Torrebonica, (estación que ya no existe), invéntense un idioma divertido para sorprender al revisor, digan que son finlandeses, o que se bajan en la próxima. Añadan que las expendedoras no funcionaban, que nadie atendía la taquilla, que no les sale del escroto pagar el billete porque son punks y anarquistas, o porque son hijos de un magnate del calcetín, pero, por JesúsCristo, no paguen por un servicio que no les van a prestar adecuadamente, por el olor a churrasco de la calefacción en invierno, por el abominable hilo musical eterno de Vivaldi, por los pitidos de los altavoces reventados que recuerdan a un bombo roto de Chimo Bayo, por las toperas de cemento destrozadas a base de estrellar vagones, por las heces de paloma que rocían a todos los viajeros que esperan y desesperan en esa inhóspita estación de Martorell, por los atracos con arma blanca en Torre Baró y Bellvitge, por el ciego gritón de la ONCE en Sants, porque tengo que ir yo a avisar al conductor de que se le abren solos los enormes paneles de conmutadores y otros chismes eléctricos en el interior del vagón, por las tardes que he perdido dando una estúpida vuelta a toda Barcelona desde Terrassa porque a algún bastardo no le daba la gana abrir la C7 al transporte de pasajeros, y, sin duda, porque aún no he visto trenes tan bonicos como este de la foto en la maldita red de Cercanías de Barcelona.