viernes, 5 de enero de 2007

Muerte al SMS

Desde este humilde bloj, aprovecharé, a modo de atril, para hacer un diatriba contra la degeneración de las palabras. Por la salvación de un bien tan preciado de este mundo,tan denostado y pervertido por el SMS, la jerga chusca-quiyola y el argot de un vulgar black sweeper, que es el del léxico y su fondo. Para empezar, un apunte tremendo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Histeria
Sin duda, la Seguridad Social de antaño si que triunfaba. Continuando, sin ir más lejos, este metafórico atril desde el que les hablo tiene como lindo sinónimo la palabra fascistol, lo cual nos recuerda irremediablemente a un italiano calvo de mentón rupestre exaltando a las masas con el brazo en alto, y la consiguiente axila dilatada, desde el susodicho fascistol. Tras el instrumento mussoliniano llega el bello concepto de bastardilla. Palabra que parece acercarnos rápidamente de nuevo al mundo de lo rudo y chabacano, talmente habláramos de hijas de corta estatura sin padre conocido, oséase midgets expósitas o algún tipo de enano cabrón (nanus caprus vulgaris). Pero no se dejen engañar. Bastardilla no es sino una clase de letra de imprenta que imita a la letra manual escrita a pluma, sin ganas, de perfil abúlico y acabado sucio y manchurrero. También destaca el adjetivo putativo, rápido de asimilar, instantáneo, que hace referencia a la calidad de la vida íntima del padre o madre de uno. Pero no malpiensen, camaradas. No es sinó aquella calificación que le daban al primer Pepe de todos los tiempos, José, padre putativo de Jesúscristo, por, de alguna manera, ocuparse del marrón de una virgen María preñada sin haberla tocado un pelo. Sin duda, más de uno pensara que, declinaciones latinas de pormedio, José exclamó algo parecido a esta palabra cuando se percató de que su Maripili llegaba a casa en plan gestante sin haber estrenado su vida marital. Otra palabra que merece figurar en el Hall Of Fame de la lengua española es paroxismo, ristra de letras que parecen remitirnos a una especie de mutación del término parodia, algo así como lo que hacía Alex de la Iglesia al bautizar el enclave minero de "Acción Mutante" como Planeta Asturiax. Pero tampoco anda muy errado quien así piensa, pues no es sinó el paroxismo una de dos:
"1. m. Exaltación extrema de los afectos y pasiones."

"2. m. Med. Exacerbación de una enfermedad."

Esto es, el paroxismo no es otra cosa que la parodia que hacen esos tipos de los culebrones de mujeres con tetas grandes y cowboys con pectorales del romanticismo, el amor y otros inventos de la Iglesia Católica que, tras la recalificación del Limbo y la constatación de los dos milagros de Juan Pablo II (Acostarse con un mono y convertir a una monja con parkinson en un vibromasaje portátil) no ha hecho más que inventar sandeces.
Como ven, el lenguaje tiene virtudes inmensas como inventar palabras que suenan, en plan onomatopeya casual, al significado. Un ejemplo bien conocido para los que navegan de vez en cuando por atlas de geografía (la clásica víctima del onanismo) es el topónimo "Popocatepetl". Si ustedes hacen un leve ejercicio de fantaseo bucólico esta palabra les transportará directamente a un lugar poblado por gentes menudas de inteligencia bovina que se mueven danzantes alrededor de algún gorrino ardiendo, fornicando con sus primas, y hablando con divertidas muecas y repeticiones silábicas. Esto es, tal como si se pasasen el día exclamando "popocatepetl" y otras locuras. Lo mismo ocurre cuando uno piensa en topónimos de países de negros. O, si la corrección política lo impone "países subsaharianos" que es otra forma de decir que son el terreno abonado a lo "subdesarrollado", lo "subversivo" y la mera "subsistencia". Es decir, miseria, tiros y meriendas de negros. Es ahí donde uno encuentra esa relación perfecta entre la palabra sonante y su referente: Mobutu Seseseko, (jerarca congoleño) al igual que el joputa de Teodoro Obiang, o la capital de Burkina Faso (Ouagadougou) o la ciudad keniata de Mombasa, suena y suenan claramente de forma que uno no puede evitar imaginar respectivamente a un tremendo negrata con enormes labios a lo Bubba-Gump relatando su pasión por las coplas de Fifty Cent, al clásico dictador hortera amante de los gorros cubrenucas de leopardo kitsch, a la lista de la compra de Vicenta Endongo o al abuelo del Rey León. Un ejempo más de la misteriosa y profunda riqueza de las palabras. Mañana...más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente genial, muy propio

El artista anteriormente conocido como Jimbo dijo...

No hay nada más auténtico que un fremen hermano.

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